Como todos saben, mi dentista se prende fuego.
Hoy voy a hacerme la placa de descanso. Después de preparar la pastita, la pone en el molde y me pide que abra la boca.
Qué boquita eh, me dice. Boludo, te cojo. No lo digo, obvio.
Parece que elegí el tamaño correcto, agrega.
¿Hay de diferentes tamaños? pregunto.
Sí, sí.
Y ¿cuál usaste conmigo? ¿El XL?
No, hay uno más grande; responde.
Bueno, me quedo más tranquila.
Igual no se usa nunca, aclara.
Ah bueh.
Una vez hecho el molde, me toca la cara y me dice que me limpie, que me quedó pasta al lado de la boca. Me miro en el espejo que me da y me río, parece leche seca.
Ya está, preciosa, me dice. Te veo la semana que viene.
Te cojo, pienso.
"Qué injusticia; mientra a algunos les toca el termo, a otros les toca la bombilla"
Toda una vida para encontrar un chico XL